por Ricardo Ahumada
En tiempos en que los raperos posan promocionando jockeys y polerones, moviendo las manos con gestos que no saben de donde vienen y fraseando sobre sonidos intergalácticos que oyeron por primera ves en sus juguetes made in Taiwan, los sonidos sin prejuicios se lucen. Lo que otros tardan años en comprender de la música que se entrega sin adornos ni aditivos, Misha y Crione lo consiguen en su primer trabajo, imagino, sin siquiera haberlo pensado como meta.
Sobre un cajón peruano o recreando el ajetreo de una urbe donde las nacionalidades ya no son tema, las historias relatadas en “Sosteniendo el vuelo” se multiplican, adoptan varias formas y se adaptan a lugares que sólo podrían residir en alguien que no quiere residencia. Puede ser acá o quién sabe dónde, pero es verosímil y tiene elementos que aún con la distancia acercan hasta a los más tímidos.
El sonido fresco es como la brisa. Cuando ésta se funde con el relato sincero, a pie, a lo desconocido o a lo exagerádamente lúdico, la combinación no genera otro efecto que la de un meneo que no busca torcer el cuello con las manos en el aire, sino más bien torcerlo todo.
Pudo ser un trabajo de meses o años, pero el vuelo sostenido de Mischa y Crione deja la certeza de un recorrido, por cierto, no terminado. Cientos de miles de kilómetros de paisajes, rincones, historias que sucedieron en la vida real o en sus cabezas, pero que sirven de transporte a lugares que quizás nunca visitemos, con personas que quizás nunca conozcamos. Lo importante eso sí, lo realmente transmitido son vivencias que nos entregan piezas para armar una propia historia y elevarse a un camino similar.
Si Miércoles de Escuela cobijó la mezcla de estos paradigmas y lo condensó en esta pieza de poco menos de 40 minutos, imagino que es por la causalidad de una serie de eventos insospechados. Porque cuando uno escucha al rapero elogiar su entorno y al productor preparar una receta sin condimentos excesivos ni luces fluorescentes, dan ganas de escuchar un vuelo que podría durar un año o una simple caminata por donde sea.
Más vale perderse y acompañarse con un disco que con una serie de canciones que sólo buscan medirse en el ranking del palabreo. La música sincera es siempre una invitación a expandirla y compartirla cuando haya un trazo que caminar o mirar desde el cielo. Este vuelo, que termina abrupto y no termina, podría seguir en cualquier parte y en la voz de ninguno de los anteriores, pero sería igual al chapoteo o una escalera que surque y abra nuevos caminos.
Streaming: Crione / Mischa – Sosteniendo el vuelo
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Larga vida al vuelo.
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